sábado, 19 de diciembre de 2009

La Ópera en Medicina

La Ópera en Medicina


Expositor: Dr. Homero Gac Espínola
Filiación: médico internista, Servicio de Medicina Interna, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Resumen

Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada en reunión clínica del Departamento de Medicina, Hospital Clínico Universidad de Chile.
La publicación de estas actas es sido posible gracias a una colaboración editorial entre Medwave y el Departamento de Medicina del Hospital Clínico Universidad de Chile. El director del Departamento de Medicina es el Dr. Alejandro Cotera
Introducción

La ópera es una forma de expresión artística global de las vivencias del ser humano; por ello, a lo largo de su historia ha mostrado en múltiples ocasiones la relación entre las personas, los médicos y las enfermedades.

Es importante comenzar señalando que no siempre la profesión médica queda en buen pie en la ópera: muchas veces el médico es víctima de engaño y no pocas aparece como un charlatán. Otro aspecto a señalar es que los “enfermos” no siempre tienen un intérprete adecuado, por ejemplo, se puede ver a robustas divas aquejadas de tuberculosis. Finalmente, en la ópera se puede encontrar diversas patologías, como psicosis, celotipia, deliriums, depresiones psicóticas, jorobados, electrocuciones, heridas, infecciones, fiebre, litiasis, litotomías y castraciones, entre otras.

Esta exposición se comprenderá plenamente si el lector escucha las piezas que se citan; y aunque no disfrute de este tipo de arte, si es cierta la creencia que imperaba en los siglos XVIII y XIX, de todos modos será una mejor persona después de escuchar esta música.
Los médicos en la ópera

El Doctor Bartolo es un ícono de los médicos dentro de la ópera, no sólo aparece en una, sino que en dos óperas diferentes, de dos autores de épocas distintas: Las Bodas de Fígaro y El Barbero de Sevilla. En Las Bodas de Fígaro, cuyo libreto se basa en la segunda parte de la trilogía creada por Beaumarchais sobre el personaje de Fígaro, el Doctor Bartolo se reconoce a sí mismo como un gran médico; le gustan las jovencitas, de hecho es el preceptor de Rosina y no sólo se quiere quedar con ella, sino también con su dote; y lo engañan con frecuencia. Este Doctor Bartolo es uno de los personajes sobre los que más se ha ironizado en la historia de la ópera.

Otro personaje es el Doctor Malatesta, médico de Don Pasquale da Corneto, protagonista de Don Pasquale, la última ópera importante de Donizetti. El gran problema de este personaje es que siente un gran “ardor”, pese a su avanzada edad; el Doctor Maltesta le recomienda que frene ese ardor con un “tratamiento rejuvenecedor”, que consiste en buscar una esposa y lo engaña presentándole a su “hermana”, que finalmente le quita el dinero a Don Pascuale y logra que se arrepienta.

Probablemente uno de los médicos más interesantes es el que aparece en la ópera L'elisir d'amore, de Donizetti: es el Doctor Dulcamara, que vende su elixir de amor como una panacea y se considera profesor en todas las artes, pero termina autoengañado. Para vender su elixir proclama que “mueve al paralítico, sana al apopléjico, al asmático, al asfixiado, al histérico, al diabético, restablece el tímpano, robustece al raquítico y hasta cura el dolor de hígado, que últimamente está muy de moda”. Con este discurso llega a un pequeño pueblo italiano, donde acaba de morir un hombre de fortuna nombrando a su sobrino Nemorino como heredero; todo el pueblo sabe esto, menos el interesado, que sufre porque está enamorado de Adina y ella no lo toma en cuenta. El doctor Dulcamara le vende un “elixir de amor”, que no es otra cosa que vino de Burdeos; Nemorino, ebrio, no sabe que ahora las mujeres lo persiguen por su herencia y está feliz y convencido de que el elixir del amor funciona de maravilla. Al final de la ópera, el doctor Dulcamara se alaba a sí mismo como un grande de la Medicina.

Otros médicos en la ópera son: el Dr. Cajus en Falstaff, de Verdi; el Maestro Spinellochio, il dottore en Gianni Schicchi, de Puccini; el falso doctor que interpreta Despina en Cosi Fan Tutte, de Mozart; el Dr. Grenvil en La Traviata y otros que nunca llegaron, como en La Boheme. También se encuentran doctores estrafalarios, incluso dedicados a la investigación clínica, como es el caso de Wozzeck en la más famosa ópera de Alan Berg: es esta obra, Wozzeck se desempeña como sujeto experimental de un médico; a cambio de dinero acepta someterse a una dieta de legumbres, el doctor asume que ésta le provoca una aberraetio mentalis partialis y cree que se harñ famoso con este descubrimiento.
La medicina en la ópera

En la ópera se puede encontrar gran cantidad de historias psiquiátricas. Una de ellas es la locura de Lucia di Lamermoor, en la ópera del mismo nombre, de Donizzetti, que ha sido motivo de controversia entre los operáticos en términos de si corresponde a una depresión psicótica o se trata de un trastorno de personalidad borderline. También se puede citar a la protagonista de Nina, o sia la pazza per amore, de Giovanni Paisiello y a Azucena la gitana, que en El Trovador de Verdi lanza a su propio hijo al fuego en un momento de delirio. También está Die Tote Stadt, ópera con música de Erich Wolfgang Korngold y libreto de Paul Schott, donde Paul es un viudo obsesionado a tal punto con su esposa muerta, que construye un “templo” para guardar sus recuerdos, dentro de los que incluye al propio cadáver. Al conocer a Marietta su vida se debate entre un nuevo amor, su obsesión y la culpa, hasta que un sueño lo libera y decide rehacer su vida, dejando atrás la ciudad muerta.

En Lucia di Lamermoor, es notable la escena en la cual Lucia se acaba de casar con un hombre que no ama, engañada por su familia, que le hizo creer que su amado Edgardo se había olvidado de ella, pero en realidad le había ocultado las cartas que éste le había enviado. Ella se entera del engaño y en la misma cámara nupcial, en un momento de ira, asesina al novio y sale con el vestido manchado de sangre, en un escena terrible en la que parece estar saliendo de la tumba, mientras le canta apasionadamente su amor a Edgardo.

El delirio de celotipia aparece en Otello, creada por Verdi basándose en la obra de Shakespeare y en la que el personaje describe tan bien este problema, cuando dice: “más horrible aún que el crimen es la desconfianza”.

Otra patología psiquiátrica, más grata para el que la sufre, es la de Don Juan Tenorio, de la ópera Don Giovanni, de Mozart, que es un caso clásico de satirismo. En algún momento su sirviente, Leporello, le habla a Doña Elvira de las mujeres que han pasado por las manos de su Señor y le dice que han sido “en Alemania 331, en Francia 100 y en Turquía 91, pero en España ya son 1003”, lo que habla de las escasas probabilidades que tenía Doña Elvira de lograr en el futuro una relación estable.

En Nabucco, de Verdi, famosa por su coro de la libertad, Nabucco es castigado por Dios, que le lanza un rayo por haber llevado a los judíos al exilio y queda enloquecido, de lo cual se aprovecha su hija para tratar de quitarle el poder: es el primer caso de electrocución en medio del escenario en una ópera. El texto de los esclavos judíos que añoran el regreso a su tierra prometida es maravilloso: “va pensiero sull’alli dorate; va ti posa sui clivi sui colli..., que significa: “ve, pensamiento, sobre alas doradas, ve y pósate sobre colinas y valles… oh, patria mía, tan bella y perdida…” Nana Moskouri hizo una versión que, en mi opinión, cambia tanto el mensaje del maestro Verdi que es mejor olvidarla.

La castración es todo un capítulo en la ópera del barroco, época en que Farinnelli y otros grandes castrati, como Senesino y Cafarelli, fueron grandes divos; de hecho, en la película Farinelli il castrato, de Corbiau, se muestra al protagonista como una verdadera estrella de rock. Se dice que Farinelli tenía un registro que iba desde lo que sería un tenor hasta una soprano, cosa que en forma natural nadie puede lograr, y que al escucharlo se tenía la sensación de estar escuchando a un ángel. En ese entonces la gente castraba a los niños que tenían buena voz, con la esperanza de que llegaran a ser grandes cantantes de ópera; si no eran tan brillantes, de todos modos tenían futuro en los coros de las iglesias. Se cuenta que la condesa Mauer estaba tomando té y leyendo un libro mientras Farinnelli cantaba y tenía a toda la gente extasiada con su voz; cuando él se dio cuenta de que la condesa estaba distraída decidió dirigir su voz haciq ella y logró impactarla profundamente, a tal punto que después ella le pidió perdón por haberlo ignorado y le envió su collar de diamantes como regalo por lo que describió casi como un “orgasmo” musical.

El poeta y músico francés Marin Marais, músico de la corte de Luis XIV, gran intérprete de viola da gamba y discípulo de Monsieur Sainte-Colombe, escribió un poema que también musicalizó sobre la terrible experiencia de la litotomía sin anestesia, que en esa época no existía. El procedimiento consistía en abrir el periné, introducir una tenaza y extraer los cálculos, todo esto con el paciente instalado en una mesa diseñada para tal efecto, la mesa de operación de talla vesical, que es precisamente el nombre de la composición: “Le tableau de l’óperation de la taille”. La pieza dura tres minutos, durante los cuales se siente el sufrimiento de la persona sometida a esta intervención.
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* Maltratar a sus ídolos: “Pavarotti era obeso”, o “la Callas era bien fea de cara”.
* Contradecirlo malamente: “El jazz (o el rock) es muy superior a la ópera”.
* El falso reconocimiento: “¡Ah!... ésa es la música de los tallarines...”
* La confusión conceptual: “Qué linda esta canción”, refiriéndose a un aria o a un dueto, o “es bien alegre la música de Verdi”.
* La diferencia decibeliana, clásico de la esposa o esposo del óperatico: “No estará muy fuerte la música”, o “no les molestará a los vecinos”.
* La falta de imaginación: “Pero cómo va a tener tuberculosis si está tan gorda”.
* La utilización espuria: “Yo la escucho para relajarme y dormir”.


Historias para cerrar

La ópera también puede transcurrir en un spa, como ocurre en Il viaggio a Reims, de Rossini. La historia transcurre en la época de la restauración, después de la revolución Francesa; con ocasión de la coronación de Carlos X, hermano de Luis XVIII, en la Catedral de Reims. Un grupo de aristócratas europeos, símbolos de las monarquías de la Santa Alianza, se preparan para asistir a la coronación del nuevo monarca, pero no pueden llevar a cabo la parte final de su viaje a causa de una tormenta y se ven obligados a alojar en una especie de centro termal, en el cual se produce una serie de situaciones románticas entre los personajes. El objetivo de Rossini era disminuir la angustia que existía en Europa después del fin de la Monarquía; quería divertir a los burgueses de la época y lo logra mediante el bel canto, del cual esta ópera es un ejemplo: cantabile, agradable, muy melódica, muy grata de escuchar. En un pasaje, el representante de Francia trata de enamorar a la que representa a toda Europa, aunque todos, ingleses, franceses, alemanes, tienen la misma ambición; ella toma un agradable baño de barro mientras el francés le declara sus sentimientos, en un dueto encantador.

La tuberculosis es una de las enfermedades que más se menciona en la ópera. Las dos grandes obras en que se habla de este tema son La Bohème, de Pucinni y La Traviata, de Verdi, donde Violeta Valery, después de vivir un tormentoso amor, muere de tuberculosis en brazos de su amado. En La Bohème se muestra a los bohemios de París viviendo el amor y el arte con libertad, hasta que la enfermedad y la pobreza les muestran la cruel realidad. Beniamino Gigli, nacido en 1890, gran tenor de los años 30, tenía una voz y un fraseo maravillosos, que se perciben plenamente cuando canta “Che gelida manina”, representando al poeta en el momento en que se da cuenta de que su amada tiene la mano fría, lo que le hace intuir el desenlace fatal. Gigli era amigo de Musolini y a la muerte de éste tuvo que abandonar Europa y se dirigió a América, donde visitó Argentina y Chile.

Verdi fue el iniciador del verismo, junto a otros exponentes como Puccini, Cilea, Ruggiero y Leoncavallo, autor de I Pagliacci. Esta corriente pretendía mostrar la vida real con toda su dureza; así, en esta obra se retrata la vida de las cortesanas, esas mujeres que vivían como anfitrionas de lujosas fiestas, a expensas de un hombre rico del cual eran amantes, hasta que éste las dejaba y debían buscar a otro. Así transcurre la vida de Violeta Valery, que finalmente se enamora de Alfredo Germont, pero decide alejarse de él para no perjudicarlo. Después de darse cuenta de que ella se ha sacrificado por él, Alfredo va a buscarla y la encuentra en el campo, pobre y muriendo de tuberculosis y le ofrece una vida mejor cuando el médico la mejore, pero eso nunca sucede porque ella muere en sus brazos.

En la ópera se encuentran alteraciones anatómicas, como la del jorobado más famoso de la ópera: Rigoletto, bufón del duque de Mantua, que ayuda a su señor a raptar jóvenes mujeres sin saber que su hija Gilda es su nueva víctima. En su deseo de venganza envía a un asesino, pero Gilda se entera y decide sacrificarse a sí misma para evitar que el asesino mate al duque.

También hay heridas complicadas, como la herida de Amfortas, en Parsifal, de Richard Wagner. Amfortas es el custodio de la lanza del Grial, la que atravesó el costado de Cristo, pero la pierde cuando se entrega a una mujer enviada por el malvado Klingsor, quien se la clava en el costado a Amfortas, inflingiéndole una herida que nunca mejora y que le duele cada vez que se expone al Santo Grial. Finalmente, Parsifal recupera la lanza y cura la herida de Amfortas con sólo tocarla.

Peter Sellars presentó, en el festival de la ópera de Glyndebourne, un novedoso y polémico montaje de Teodora, de Haendel, con un emperador romano que parece político en época de elecciones y que cuando sufre un dolor retroesternal, es reanimado en escena. El episodio recuerda lo que le ocurrió a cierto candidato a vicepresidente de Estados Unidos que presentó un episodio de angina en medio de una entrevista, pero se recuperó a los cinco minutos, cuando dejaron de hacerle preguntas difíciles. Esta es una demostración de que la ópera también puede aportar formatos novedosos para temas universales. Teodora es la historia de una mujer que se niega a ser llevada a un templo en Roma, porque quiere seguir practicando su fe judía, se enamora de un soldado romano y ambos mueren juntos.

Para finalizar, un comentario sobre Adriana Lecouvreur, la ópera más famosa del compositor italiano Francisco Cilea, cuya trama es más bien pueril, porque la protagonista es envenenada con un ramo de flores, lo cual es bastante poco creíble, pero lo que llama la atención es la música, que parece música de fondo de una película moderna, algo increíble para una obra cuya trama se desarrolla en 1739.

En resumen, la ópera y la medicina se han acercado muchas veces a lo largo de la historia y descubrir estas conexiones nos hace entender de mejor manera cómo somos vistos los médicos y cómo podemos acercarnos a nuestros pacientes.

Visión Antropológica del Médico Chileno Contemporáneo



Visión Antropológica del Médico Chileno Contemporáneo


Autor: Profesor Carlos Gómez Díaz.
Filiación: Licenciado en Antropologia Social, Universidad de Chile; Doctor in Philosophy, The University of Liverpool, United Kingdom.
Resumen

Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada en reunión clínica del Departamento de Medicina, Hospital Clínico Universidad de Chile. La publicación de estas actas ha sido posible gracias a una colaboración editorial entre Medwave y el Departamento de Medicina del Hospital Clínico Universidad de Chile. El director del Departamento de Medicina es el Dr. Alejandro Cotera.
Introducción

La primera observación que se puede hacer sobre los médicos chilenos es que tienen muy arraigada la costumbre de hacerse llamar Doctor, cuando en realidad la mayoría de ellos no posee ese grado académico, sino el de Licenciado en Ciencias Médicas. La segunda observación corresponde a la visión antropológica propiamente tal, que se desarrollará a continuación.

Todo el mundo cree que el médico se reconoce fácilmente y que es una entidad bien definida, pero si se analiza más a fondo se puede ver que en realidad no existe El Médico, sino que existen los médicos, que participan en la Medicina en la medida de sus posibilidades y siempre en forma limitada. A nivel individual el médico no existe en sí mismo, sino que surge en la relación que establece con otro, en la medida en que ese otro lo define como tal, lo cual no puede ocurrir en cualquier lugar, sino dentro de un marco interpretativo. Si un médico chileno fuera a Nueva Guinea dejaría de ser médico y pasaría a ser un chamán o un experto en el manejo de los espíritus; en cambio en Chile es un médico porque está en relación con los otros en un marco interpretativo particular, el cual existe, además, en un entorno específico que determina, en parte, las características de ese profesional, por ejemplo no es lo mismo ser médico en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile que en un consultorio de La Pintana. Por lo tanto el médico no es una entidad fija, no es, sino que está siendo. Este hecho se visualiza mejor si se piensa en los grandes próceres de la Medicina chilena, como el Profesor Juan Noé, que según los mecanismos de control, castigo y evaluación del desempeño que se aplican hoy en la mayoría de nuestros organismos probablemente sería mal calificado, porque no cumplía horarios de entrada y salida ni tenía compromisos básicos que atender; o el doctor Gustavo Fricke, en cuyo honor se nombró a un hospital, quien pensaba que su misión era llevar la felicidad a los habitantes del lugar en que se desempeñaba y por ello salía con su equipo de enfermeras a recorrer las poblaciones de Viña del Mar, pero no para llevarles la salud, sino para enseñarles a vivir y ser felices. El era un médico muy diferente a algunos de hoy, que piensan más en las cuotas que tienen que pagar que en las necesidades del paciente.

Debido al complejo contexto actual y a la diversidad de individuos que ejercen esta profesión, el médico es como la estrella que está contenida dentro de la figura que se muestra a continuación: es una estrella perfecta, pero es muy difícil de visualizar y describir a primera vista (Fig. 1).
Figura 1. La estrella oculta.
Figura 1. La estrella oculta.

Consecuencias del Calentamiento Global. Enfermedades Emergentes, Reemergentes y Bioseguridad



Consecuencias del Calentamiento Global. Enfermedades Emergentes, Reemergentes y Bioseguridad


Autora: Dra. Julia Verdera Hernández. Centro Nacional de Seguridad Biológica, Cuba.
Resumen

Este es un artículo de colaboración preparado por su autora para Medwave.
Introducción

En la actualidad, el efecto del calentamiento global sobre todos los sistemas del planeta Tierra es motivo de gran preocupación. En los seres humanos, este fenómeno se ha asociado a la emergencia de nuevas enfermedades y a la reemergencia de algunas que parecían erradicadas. Es necesario que los laboratorios y centros de salud se preparen para enfrentar estas enfermedades infecciosas y refuercen sus medidas de Bioseguridad.

Los datos científicos más recientes confirman que el clima de la Tierra está cambiando en forma muy rápida: las temperaturas globales aumentaron casi 1 grado Fahrenheit en el último siglo y probablemente aumenten con mayor rapidez en las próximas décadas, a causa de la presencia de una capa contaminante de dióxido de carbono, cada vez más densa, que proviene principalmente de las plantas generadoras de energía y los automóviles, y atrapa el calor en la atmósfera. El cambio del patrón del clima genera una serie de fenómenos que producen efectos perjudiciales en la salud humana (Fig. 1).
Figura 1. Consecuencias del cambio en el patrón climático mundial
Figura 1. Consecuencias del cambio en el patrón climático mundial


Señales actuales de advertencia de cambios climáticos

* En la mayor parte de los Estados Unidos la temperatura ha aumentado, en algunas áreas hasta 4 grados Fahrenheit.
* Desde 1980 la Tierra ha registrado 19 de sus años más calurosos; 1998 fue el más cálido y los años 2002 y 2003 ocuparon el segundo y tercer lugar. Los últimos tres períodos de cinco años son los más cálidos registrados.
* A fines de la década de 1990, muchos lugares de América del Norte registraron sus temporadas o días más cálidos.
* Entre 1998 y 2002 las condiciones secas produjeron los peores fuegos arrasadores en 50 años, en los estados occidentales de los Estados Unidos.
* Entre 1999 y 2002 se produjo una de las tres sequías más extensas de los últimos 40 años; entre abril y julio de 1999 ocurrió el período de cuatro meses más seco registrado en 105 años.
* En 2002, Montana, Colorado y Kansas experimentaron intensas tormentas de polvo como resultado de las condiciones secas.
* Durante el verano de 2002, intensas inundaciones causaron daños por cientos de millones de dólares en los estados de Texas, Montana y Dakota del Norte.
* Según estudios realizados en 2005, el huracán Katrina fue el resultado de una tendencia a la generación de tormentas más intensas debido a la mayor temperatura del Océano Atlántico.
* Las temperaturas más cálidas aumentan la energía del sistema climático y producen lluvias más intensas en algunas épocas y en ciertas áreas, lo que, unido al aumento en la evaporación en el verano, también aumenta la probabilidad de sequías.


Lo anterior trae como consecuencias olas de calor mortales, mayor propagación de enfermedades y agravamiento de los problemas locales de calidad del aire, que ya afligen a más de 80 millones de estadounidenses. Al cambiar las temperaturas, animales, insectos y plantas invaden el territorio habitado por otras especies y junto con ellos migran enfermedades que imponen un alto costo económico; por ejemplo, las garrapatas que transmiten la enfermedad de Lyme y la encefalitis viral se han difundido hacia el norte de Suecia y se encuentran en altitudes mayores en la República Checa; asimismo, el desplazamiento de los mosquitos hacia el norte ha desplazado también al paludismo, el dengue, la fiebre amarilla y el virus del Nilo occidental. Según un informe del Ministerio de Salud de Kenya del 24 de noviembre de 2006, en ese país hay 20 millones de personas con riesgo de paludismo debido al cambio climático. Finalmente, un cambio de temperatura de varios grados puede hacer que las zonas templadas se hagan más acogedoras para la malaria, mientras que las áreas tropicales se podrían volver menos hospitalarias para algunas enfermedades; por lo tanto, existe riesgo de que se introduzcan, o se vuelvan a introducir, enfermedades tropicales que ya estaban libres o en áreas nuevas, con efectos mucho más graves.

Los cambios climáticos y de hábitat hacen que las enfermedades emergentes y reemergentes se conviertan en un problema global, dado que las poblaciones urbanas están en continuo crecimiento, aumentando las oportunidades para la transmisión de estas enfermedades tanto de persona a persona como de animales a personas, en el caso de las enfermedades zoonóticas. Muchas veces los servicios de salud pública no están equipados para lidiar con ciertos brotes infecciosos, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calculado que el calentamiento global puede estar causando la muerte de hasta 150.000 personas al año.
Enfermedades emergentes y reemergentes

Se entiende por enfermedades emergentes a aquellas cuya incidencia se ha incrementado en las últimas dos décadas, o amenaza incrementarse en el futuro próximo. Para que ocurran deben estar presentes la introducción y la transmisión.

Se entiende por enfermedades reemergentes el resurgimiento de enfermedades que habían sido aparentemente erradicadas o cuya incidencia había disminuido; es decir, aquellas enfermedades infecciosas conocidas que, después de dejar de constituir un problema de salud pública, aparecen nuevamente, cobrando proporciones epidémicas.

Es fundamental prestar la máxima atención y prioridad posible, a nivel mundial, a la puesta en práctica de programas de Bioseguridad, ante la posible aparición de enfermedades emergentes y reemergentes producidas por el calentamiento global y los cambios climáticos (Tabla I).
Tabla I. Enfermedades emergentes y reemergentes
Tabla I. Enfermedades emergentes y reemergentes

La Asamblea Mundial de la Salud, en su sesión 58, del año 2005, consideró que:

* La contención de agentes y toxinas microbiológicos en los laboratorios es fundamental para prevenir los brotes de enfermedades emergentes y reemergentes.
* La labor de la OMS en la promoción de la Bioseguridad en el laboratorio es fundamental con el fin de gestionar el riesgo.
* Varios estados miembros cuentan con sistemas de control y directrices eficaces en materia de prácticas de laboratorio.
* Es posible que algunos estados miembros no dispongan de controles eficaces de Bioseguridad.
* El enfoque integrado de Bioseguridad en el laboratorio, que incluya la contención de los agentes y toxinas microbiológicos, es fundamental para promover la salud pública mundial.


Dicha Asamblea dictó las siguientes recomendaciones a los países:

1. Que revisen la seguridad de sus laboratorios y los protocolos con que cuentan para la manipulación, en condiciones de seguridad de agentes y toxinas microbiológicos, de acuerdo con las orientaciones de la OMS en materia de Bioseguridad.
2. Que apliquen programas específicos, acordes con las orientaciones de la OMS en la materia, para promover las prácticas de Bioseguridad en el laboratorio para la manipulación y el transporte seguros, incluida la contención de los agentes y toxinas microbiológicos.
3. Que elaboren planes nacionales de preparación y reforzamiento del cumplimiento de las directrices de Bioseguridad por parte de los laboratorios, tanto a nivel de administración pública, universidades y centros de investigación como en el sector privado, especialmente los que manejan agentes y toxinas microbiológicos muy virulentos.
4. Que movilicen recursos humanos y financieros nacionales e internacionales para mejorar la Bioseguridad en los laboratorios, incluida la contención de los agentes y toxinas microbiológicos, con el fin de reducir al mínimo la posibilidad de que se produzcan infecciones adquiridas en el laboratorio y la propagación de ellas hacia la comunidad.
5. Que cooperen con otros Estados Miembros para facilitar el acceso a equipamiento de Bioseguridad en el laboratorio, incluidos los equipos de protección personal y dispositivos de contención, para prevenir y controlar las infecciones contraídas en el laboratorio.
6. Que alienten la elaboración de programas de capacitación en Bioseguridad y normas de competencia para los trabajadores de laboratorio, con el fin de aumentar el conocimiento de las cuestiones relativas a prácticas de laboratorio seguras.


“El cambio climático está perturbando los ecosistemas naturales, de manera que se propician las condiciones para las enfermedades infecciosas; por lo tanto, el problema del cambio climático no sólo implica un planeta más caliente, sino también, un mundo más enfermo”.
Referencias

1. 58 Asamblea Mundial de La Salud, Novena sesión plenaria, 25 de mayo de 2005.
2. Brandling Bennett AD, Pinheiro F. Infectious diseases in Latin America and the Caribbean: are they really emerging and increasing? Washington, DC: Emerging Infections Diseases 1990;2(1):59-61.
3. Carmen L y cols: Enfermedades emergentes y reemergentes: factores causales y vigilancia. Rev Cubana Med Gen Integr 2000;16(6):593-7.
4. Emerging infections. Microbial threats to health in the Unites States. Washington, DC: National Academy, 1992.
5. Emerging and re-emerging infections diseases: who responds to a global threat? Washington, DC: OPS,1994; (4):26-37.
6. Programa de enfermedades transmisibles, enfermedades infecciosas nuevas, emergentes y reemergentes. Washington, DC: OPS,1995; 16(13):1-7.
7. Regional plan of action for combating new emerging and reemerging infections diseases in the Americas. Washington, DC: PAHO, 1995; (5):14-5.

Prólogo del Libro "La Dignidad Humana en el Proceso Salud-Enfermedad"

Prólogo del Libro "La Dignidad Humana en el Proceso Salud-Enfermedad"


Autor: Dr. Juan Mendoza-Vega.
Filiación: Presidente del Tribunal Nacional de Ética Médica, Colombia. Profesor Titular y Emérito, Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, Facultad de Medicina, miembro del Instituto Colombiano de Estudios Bioéticos (ICEB). Presidente Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente, (DMD) Colombia. Vicepresidente, World Federation of Right to Die Societies.
Resumen

Lo que se publica a continuación es el prólogo del libro "La Dignidad Humana en el Proceso Salud-Enfermedad", cuya autora es la Dra. Rocío Gómez Gallego, Médica Pediatra de la Universidad de Antioquia, Magister en Filosofía con énfasis en Ética de la Universidad Pontificia Bolivariana, docente universitaria y Magistrada del Tribunal de Ética Médica de Antioquia, Colombia. Publicado en 2008 por Editorial Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia (2008).
Reflexiones con mucho fundamento

En este decenio inicial del Tercer Milenio de Occidente, uno de los motivos de reflexión y preocupación para los médicos y para todas las personas que analizan la realidad de nuestra vida y los entornos sociales en los que se desarrolla, es el de la humanización del ejercicio de la que ha sido llamada “la más intensamente moral de las profesiones”.

En algunos casos, ese análisis no se limita a señalar las fallas con sus causas o raíces, sino entra a proponer soluciones que devuelvan al ser humano su sitio central y enfoquen de nuevo sobre él las miradas, no en cuanto conjunto de órganos o simple sitio donde existe la enfermedad, sino en su condición de ente hipercomplejo cuyas múltiples reacciones son otros tantos factores que influyen sobre la respuesta a las medidas terapéuticas y que, para mayor dificultad, está dotado de lenguaje y tiene la capacidad de sufrir. Este libro es buen ejemplo de esa laudable manera de trabajar tan trascendentales temas.

Desde el título, la doctora Rocío Gómez Gallego propone como eje de sus cogitaciones la dignidad del ser humano. Ella, pediatra de experiencia, interesada en todo aquello que pueda hacer mejor su contacto y su ayuda a los enfermos que se ponen en sus manos, se apoya en la historia de la Medicina, en la filosofía, en las ciencias sociales y por supuesto en su excelente juicio para decir que los paradigmas que nos han servido para regir nuestra conducta médica en los últimos trescientos años, no sólo han llevado a la deshumanización progresiva de esa conducta sino se muestran ya insuficientes y deben reemplazarse por otros que se ajusten mejor a lo que merece el ser humano en medio del acervo inmenso de conocimientos y de la abundante tecnología heredada del siglo XX pero que sigue creciendo, al parecer sin freno visible.

Uno de los cambios urgentes, sin duda, es el de la definición de salud. Para reemplazar la que hace más de cincuenta años ideó la Organización Mundial de la Salud (OMS), se necesita una que tenga en cuenta de mejor modo la influencia de los ambientes y que sea aplicable a cada una de las “escalas de magnitud” en que es posible analizar al ser humano, pues bien se sabe hoy que desde las moléculas hasta las naciones y el globo terráqueo entero, todo se refleja en eso que llamamos ser humano saludable. Desde 1999 vengo proponiendo que se vea la salud como un “fractal abstracto” y que con tal base la definición sea ésta:

Salud es un estado vital, dinámico y complejo, caracterizado por adecuado funcionamiento interno y relación armónica con el ambiente.

Es claro que tal definición puede aplicarse a los organelos celulares como a la célula, el órgano, los sistemas orgánicos, el individuo, la familia, la sociedad, la nación y el mundo, señalando en cada caso la exigencia intrínseca y las múltiples influencias extrínsecas, según el orden de magnitud respectivo; se aclara así además que la salud no es una propiedad sino un estado, que se predica sólo de los seres dotados de vida y que es siempre cambiante dentro de la complejidad.

Como he dicho, acude la autora a la historia de la Medicina para mostrar cómo los paradigmas surgidos en el Renacimiento, anatomopatológico, anatomoclínico, fisiopatológico, etiopatológico, los mismos que yo llamo mentalidades médicas, contribuyeron a despersonalizar y, en consecuencia, deshumanizar a la persona enferma, con las lamentables consecuencias que se hicieron evidentes en la segunda mitad del siglo pasado y llevaron a aceptar con rapidez el novedoso concepto de Bioética para aplicarlo especialmente en nuestro quehacer profesional, con el surgimiento de una nueva mentalidad o si se quiere paradigma, antropológico en esencia y antropocéntrico en forma, que sin duda parece más ajustado a la dignidad de los seres humanos y a la calidad de los actos médicos.

Introduce también el asunto de los derechos humanos porque considera que la salud hace parte de ellos, tanto en lo que se refiere a las obligaciones de los Estados como a las de las personas, entre éstas la obligación del auto-cuidado, que debería ser materia importante en la instrucción y educación de las generaciones jóvenes.

Y de manera especialmente atrayente para quien esta página escribe, que se precia de “padecer la concupiscencia de la palabra” y venir trabajando con ella, con el lenguaje, desde hace más de medio siglo, la doctora Gómez Gallego dedica sesudos capítulos a la estrecha relación trascendental entre lenguaje, salud y acto médico, para concordar con Jacques Lacan en que la palabra conserva siempre un valor especial, aún cuando se la lleva al extremo de su desgaste para negar la evidencia o engañar voluntariamente, porque “sólo a través de la palabra es posible fundar una sociedad humana” y por medio de ella se es responsable, digno y capaz de dar testimonio de uno mismo.

La propuesta central de la obra es construir un modelo nuevo en el cual el compromiso de los profesionales pase “de la enfermedad a la vida”, se articule en torno a la vida humana como máximo valor y se genere así “una cultura sanitaria diferente, nuevos profesionales y ciudadanos que como personas humanas construyan sus prácticas con otras actitudes frente a la vida, a la sociedad, a la cultura, al conocimiento”. Ambiciosa idea, por supuesto, pero congruente con el empuje vital de esta mujer y con sus convicciones, con su visión de un médico que atiende a su enfermo de manera acorde con la dignidad humana de los dos, y por consiguiente, con las exigencias de la ética, que no riñen con las de la ciencia, la tecnología y los conocimientos, aplicados al ser humano, como servidores pero, jamás como dioses para adorar o dueños-tiranos para temer y obedecer a ciegas.

En la nueva sociedad resultante, el cuidado de la salud se alejará de las tentaciones y transgresiones que implica y facilita el tener esos cuidados como bienes de un mercado irregular, que solamente recibe quien los puede comprar al precio que quieran ponerle los dueños de ese mercado, pero están fuera del alcance de quienes precisamente más los necesitan, que son los desposeídos, los pobres, los menos instruidos y ayunos de cultura, porque son ellos quienes peores condiciones de vida soportan y más amenazas a su vida y salud deben enfrentar. Colombia, como otros países de América Latina, ha comprobado por triste experiencia directa de estos años recientes los peligros inherentes a la comercialización de la salud; por eso, discusiones sobre el tema y sugerencias para superarlo no nos parecen bizantinismos sino bienvenidos intentos para superar un problema demasiado real que nos agobia.

Apoyada en doscientas noventa y ocho citaciones bibliográficas cuidadosamente elegidas en la literatura tanto colombiana como mundial por su pertinencia, las reflexiones de la doctora Rocío Gómez Gallego merecen sitio destacado entre los libros importantes para los médicos, para los formadores de nuevos médicos, para quienes tienen la responsabilidad de legislar en asuntos de salud y para quienes vigilan el recto ejercicio de nuestra profesión. Las lecciones que de aquí se derivan, pueden, si sabemos ajustarnos a su espíritu, llevarnos hacia un futuro en el cual todos los seres humanos, sin discriminaciones ni injusticias, podamos ejercer el derecho a la salud y a las acciones y cuidados necesarios para fomentarla, defenderla y recuperarla, según las necesidades.